Sobre mí
Soy Alvaro Diego Aransay, y nací en Getxo (Bizkaia), el 7 de febrero de 1965.
En 1984 me fuí a Venezuela, donde viví hasta el 2000, año en el que regresé a España, y comencé a vivir en Madrid. Desde el 2016, vivo en Mascaraque (Toledo).
La fotografía ha sido parte de mí desde muy joven, cuando fotografiaba lo que me llamaba la atención: paisajes, fauna, monumentos… primero con los carretes de negativos, y después con los de diapositivas. Viviendo en Venezuela, comencé con la primera cámara digital, la Sony, que funcionaba con diskettes de 3,5″… la calidad era pésima, comparada con las analógicas, pero era el comienzo del futuro… y eso me emocionaba!!
Efectivamente, el futuro llegó, y desde hace unos años, las cámaras analógicas quedan para algunos nostálgicos, entre los que no me encuentro.
Soy digital, me gusta la tecnología y los avances, y veo un nuevo futuro avanzando en el mundo de la fotografía. Cada día hay novedades en cuanto a cámaras, objetivos, medios de almacenaje, técnicas… el sector de la fotografía avanza sin parar pero, al menos por ahora, tiene que ser un/a fotógrafo/a, quien decida qué fotografía hay que sacar, y porqué.
Solo el punto de vista de un/a fotógrafo/a, puede hacer que una fotografía sea especial, y transmita sensaciones.
Mi punto de vista
Tras la cámara, siempre intento plasmar ese momento especial, esa mirada de complicidad, esa carcajada natural… aquello que ocurre solo en ese instante.
Me gusta innovar, me gusta investigar, trabajo con proyectores, flashes, luces led… o con el sol, que es nuestro mejor aliado en exteriores…
Trabajo principalmente el retrato, en cualquiera de sus formas, y para cualquier persona. No hago distinciones de credo, nacionalidad, raza, género, número…
Hago todo tipo de retrato: fotografía de recién nacidos/as (newborn), de niños/as, de adultos, retrato colectivo, familiar, etc.
También hago trabajos de fotografía de arquitectura/inmobiliaria, producto, gastronomía, paisajes, eventos, espectáculos, etc.
“Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje”
Henri Cartier-Bresson